Bolígrafo Negro: (dirigiéndose a Bolígrafo Rojo) Yo lo
hago mejor que eso.
Bolígrafo Azul: (dirigiéndose
al público) Ya tardaba en decir algo Bolígrafo Negro, como siempre es de
esperar.
Bolígrafo Negro: Qué decir
cuando te miro a los ojos; me quitas el flequillo con tus manos y ambos nos
miramos. Tu caricia, sí, esa con la que sueño cada noche en mis sueños más
profundos.
Cuaderno: ¿Y vosotros os consideráis buenos poetas? Eso lo hace mi hermana
de diez años mejor que vosotros.
Bolígrafo Rojo: (dirigiéndose al público) Lo que faltaba,
como sino tuviera bastante con dos, se une un tercer competidor. Espero que
nosotros podamos descansar y, como no, Sergio presentar su poema ante la clase
y el profesor pueda corregirle su trabajo. Discúlpenme, que voy a separar a
estos Bolígrafos y a Cuaderno antes de que alguien resulte herido.
Bolígrafos Negro y Azul: (a la vez, dirigiéndose a
Cuaderno) Dinos tú una mejor, venga, rapidito que no tenemos toda la noche,
que todavía tenemos que tumbarte en el suelo y empezar a escribir.
Cuaderno: Una gota pasa por mi mejilla, blanca y sonrojada, teniendo la
mirada vacía, pasando por la suela, caminando paso a paso, sin llegar a ningún
lado, en este mundo real y humano, sacando a pasear la ausencia de la alegría,
sonriendo a todos sin importarme nada.
Bolígrafo Rojo: Voy a poner orden porque alguien tiene que hacerlo y sino lo hago
yo, aquí no lo hace nadie.
(Los tres personajes se le
quedan mirando a Bolígrafo Rojo.)
Bolígrafo Rojo: Me quedo con el
de Cuaderno.
Bolígrafo Negro: ¡¡¡Eso es trampa,
tongoooo!!!
Bolígrafo Rojo: ¿¿Por qué es
trampa?? Dame una buena razón.
Bolígrafo Azul: Es que
no es de amor.
Bolígrafo Rojo: No, me parece
una respuesta razonable porque al ser más larga la última, Sergio tendrá más
nota y se trata de ayudarle.
Bolígrafo Negro: Sí, es un vago, no quiere trabajar.
Bolígrafo Rojo: Eso no es problema nuestro, nuestra obligación es ayudarle.
Cuaderno: Chincharos
Bolígrafos, jeje.
Bolígrafo Azul: ¿Qué poesía se
queda?
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